A la hora propicia aparece
El Silencio -blanquísimo- como
si fuese París en algún otoño y
giramos extasiados hasta toparnos
con lo medio-hecho o lo
medio-destruido que muerde
los tobillos y la estética del
esperpento desplegada
empujándonos a un callejón en
donde sólo es posible el vómito
El Silencio -blanquísimo- como
si fuese París en algún otoño y
giramos extasiados hasta toparnos
con lo medio-hecho o lo
medio-destruido que muerde
los tobillos y la estética del
esperpento desplegada
empujándonos a un callejón en
donde sólo es posible el vómito
4 comentarios:
hermosa combinación de tonos, imágenes, palabras, y el silencio que susurra gritos entre los vientos de esas esquinas
saludos
Definitivamente me he hecho una fanática de tus relatos y fotografías, hay una especie de intensidad calmada, algo que transporta de la mano en lo que escribes, por lo que muestras.
Saluditos José.
Tal cual...!
Buen texto, y fotos. Especialmente porque nos dejas ver sin color ese paisaje.
Dos besos
Es el pasado que se diluye en futuros que nadie soñó. Es el incumplimiento y la decadencia. Es la belleza de habitarlo, después de todo.
Qué hermosas calles, qué tristes sueños.
Publicar un comentario