Tú llegaste del país de la pena. ¿Adónde, adónde?

Hanni Ossott



Cómo convertir en experiencia
esto que rebota en mi memoria

Acaso algún día será arte
esta visión oblicua de la realidad

A quién podré mostrásela

Por qué cierras los ojos

1 comentario:

Laura Morales Balza dijo...

José, de un tiempo para acá, después de descubrir tu letra, siempre es un placer sentir cómo detrás de la aparente calma y cuidada disposición de tus palabras, hay todo un universo de emociones que luce voraz y desbordado. Me gusta el contraste de esas fuerzas. Es como esos ríos calmos que llevan por dentro la fuerza del mundo. Me agrada sentirme tocada en esas emociones. Pulcritud-fuerza. Una hoja muy afilada, que a pesar de su filo cortante, puede deslumbrarnos con la belleza de su brillo. Señalo esto con respecto a la palabra, porque veo en muchos casos de las imágenes que he visto hasta ahora, la misma concepción: una composición cuidada, limpia, lineal, estable, contra un mensaje o contraste que no siempre es calmo. Mucha geometría: los fantásticos círculos en tu imagen de «sueño» (me encanta esa imagen), las líneas paralelas ascendentes en tu imagen de «Regresando a 'la casa' de Garmendia», y estas líneas quebradas, rotas, deformes, que parecen formaciones moleculares... que no pueden decir mejor de la sequedad de ese suelo... entonces, de esa tristeza... entonces de aquel país... entonces de eso que insiste en tu memoria para nacer verso, o imagen. Qué felicidad leerte. Qué duro, pero qué felicidad leerte.