Efímero

Hace unos días asistí a una tertulia/seminario a propósito de la exposición de Polaroids gigantes que trajo al MAC la embajada de España. Durante las ponencias algunos de los organizadores insistían en el término "efímero" para referirse a Polaroids, metiendo en el mismo saco a la lomografía y a la fotografía estenopeica.

Me resulta difícil asociar el término efímero a la fotografía, al menos con una connotación material. Una fotografía que se convierte en imagen trasciende lo material y, por lo tanto, escapa a toda ley física. Una fotografía digital o en película, soberbiamente preservada puede convertirse, por razón de su falla en establecer esa conexión inexplicable con el espectador, en efímera; a pesar de que secretamente repose en un archivo, luchando con las leyes de la física, lista para ser observada una y otra vez.

El que un salón de arte como el Aragua otorgue un premio a una fotografía estenopeica es un hecho notable. Más allá de que el método de registro es fiel a la tradición, imprescindible para muchos, de la "copia única", la fotografía estenopeica elude esa necesidad de la reproducción fidedigna a través de la utilización (para mi casi una declaración de principios) de un mecanismo de percepción "imperfecto",más alejado acaso de la verdad pero mucho más cercano a la realidad.

Fotografía de Maria Antonieta Pérez-Boza, ganadora del premio "Jorge Chacón" en el 36 Salón de arte de Aragua.


¿Dónde habitan las imágenes? Esta pregunta me ronda permanentemente; se me hace casi insoportable cada vez que recorro el archivo audiovisual de la Biblioteca Nacional: tantas fotografías como libros, esperando, como diría Borges, a su lector.

¿Dónde habitan imágenes como las de Marianto?, no lo sé a ciencia cierta, pero definitivamente no es en el efímero papel.

La Colección de Fotografía Contemporánea de Telefónica

Hay que decir que el que una empresa como Telefónica dedique parte de su patrimonio (o más bien lo acreciente) con una colección de Fotografía es digno de todo agradecimiento, más aún si hace un esfuerzo mayor y muestra su colección, no ya en sus espacios propios, sino de forma itinerante. Tener esta exposición en Caracas produce un amargo déjà-vu: aquellos, ya lejanos, años en los que nuestros museos estaban en sincronía con el movimiento artístico mundial.


A pesar de que la museografía muestra leves descuidos, la secuencia de las obras es en ocasiones confusa y los dispositivos de montaje de algunas obras son muy evidentes, la muestra hay que verla, varias veces.


Mi secuencia preferida: la que comienza con Sherman para después, "al doblar de la esquina", encontrarnos con  los Becher y más allá Gursky, Struth y Höffer.


A la salida: la contundencia de una muestra (más bien de una selección) que pone de manifiesto las aspiraciones artísticas de la fotografía, más allá de la tradición documental.




Bernd and Hilla Becher

Traiciones de la memoria



Este libro lo compré por dos razones: Héctor Abad y su gran contratapa. Agradezco a la habilidad de la mercadotecnia haberme creado la necesidad de leer esta libro tan especular, lúcido, entrañable. Dejo aquí unas pocas ristras, unas migas de pan que espero que los lleve a su encuentro.


  • Hay un roce que el deseo vuelve buscado, un giro cuya simetría eriza la piel. La mirada periférica que tiene la fogosidad que la mirada directa no se permite. Sólo el silencio es requerido, el silencio y una leve ensoñación.
  • Cuando uno sufre de esa forma tan peculiar de la brutalidad que es la mala memoria, el pasado tiene una consistencia casi tan irreal como el futuro.
  • Eso es el pasado casi siempre, algo que ya no es y de lo cual sólo nos queda el rastro de las palabras.
  • "Un cuchillo sin hoja al que le falta el mango" Lichtenberg.
  • Si la vida es el original, el recuerdo es una copia del original y el apunte una copia del recuerdo (esto se parece a la fotografía, ¿no?).
  • "Hasta el inmenso globo, sí, y cuanto en él descansa, se disolverá (...) y no quedará rastro de ello (...) estamos hechos de la misma sustancia que los sueños" Shakespeare en La tempestad (para no perturbar la usual sincronía que me rodea, hace dos días vi la soberbia versión cinematrográfica de La tempestad a cargo de Julie Taymor quien sustituye a Próspero por una Próspera; muy a propósito de las transformaciones a de las historias que nos ilustra Héctor Abad).
  • "Ya somos el olvido que seremos" JLB.
  • Tendremos a confundir autor con autoridad y nombre con renombre.
  • "And all is always now" T.S. Eliot.
  • "Sobre la sombra que ya soy gravita / la carga del pasado. Es infinita" JLB.
  • Quizá ningún pueblo guarda tanto la memoria como el judío y no hay ninguna otra cultura en la que la necesidad de aprender a leer esté sobre cualquier otra cosa. El ladino es tan candoroso, tan primitivo, tan bello.
  • Un poema en ladino, más para oírlo que para leerlo:
Alta alta es la luna
kuando empesa a sklarese
i ja ermoza sin ventura
nunka yege a naser.
Los ojos ya me incheron
de tanto mirar la mar.
Vaporikos van i vienen,
letras para mi no ay
pasharikos chuchulean
en los arvoles de flor.
Ay debasho se asentan
los ke sufren del amor.

  • Una memoria solamente es confiable cuando es imperfecta. Una aproximación a la precaria verdad humana se construye solamente con la suma de los recuerdos imprecisos, unidos a la resta de los distintos olvidos.
  • "Recordamos las cosas no tal como ocurrieron, sino tal como las relatamos en nuestro último recuerdo, en nuestra última manera de contarlas. El relato sustituye a la memoria y se convierte en una forma de olvido" JLB.
  • La verdad suele ser confusa; es la mentira la que tiene siempre contornos demasiado nítidos.
  • Así es la memoria, superpone en el mismo espacio recuerdos de tiempos distintos. No es una falsedad, es un detalle de un tiempo trasladado a otro momento.
  • De JLB:
El gatoblanco y célibe se mira
en la lúcida luna del espejo
y no puede saber que esa blancura
y esos ojos de oro que no ha visto
nunca en la casa, son su propia imagen
¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?

  • Una pintura (y una fotografía) es un espejo con memoria.
  • Los idiomas se vuelven cada vez más un instrumento rápido, del lenguaje televisivo, elemental, útil, pragmático, en el que los nombres de todas las cosas son reemplazados por la palabra "cosa".
  • A propósito de los ex-futuros: "We know what we are, but know not what we may be" Shakespeare a través de Ofelia (o al revés).
  • "Yo, que tantos hombre he sido, no he sido nunca aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach" JLB.
  • Los buenos amigos tienen algo de espejo.
  • "¿A dónde fue mi ensueño peregrino / a dónde mi porvenir de antaño? / ¿A dónde fue a parar el dulce engaño / que hacía llevadero mi camino?" Unamuno.
  • Actitudes ante la vida: Deterministas, que creen en el destino, en el hado, en la predestinación; Azarosos, el azar, esa  serie de muy improbable casualidades que llamamos vida; Voluntariosos, voluntad con mayúscula, capacidad de dirigir nuestras vidas.
  • Soy este, pero tengo la firme convicción de que pude haber sido otro.
  • ¿Habrá personaje más real que Celestina, aunque nunca haya existido?
  • Los seres humanos somos insaciables; queremos presencias, presencias, buscamos evadir nuestra definitiva soledad, no hacemos otra cosa que luchar por no estar solos, y como los vivos no nos dan abasto, entonces vivimos en perpetua conversación con los fantasmas, con el niño que fuimos y hasta con el hombre que ya no seremos.
  • Por ese gusto de conversar con lo inexistente leemos libros, vemos películas.

Fast food (a propósito de "Caracas asintomática")

Un poquito de lechuga, una rebanada de tomate, aderezo "especial" y un trozo de carne son el paradigma de una comida moderna, rápida y completa. Sobre esos dos conceptos, rápido y completo, se edifican la mayoría de nuestros hábitos modernos, contemporáneos, actuales digamos.

De la comida pasó a la música, a la cultura en general y, desgraciadamente, a la educación. El "resumen", la hamburguesa de nuestra educación, ha reducido el proceso de aprendizaje a la obtención rápida de unas calorías, en este caso una calificación y un título. Para qué leer, hay que ir "al grano", ver la película, oir el cuento. "Cuesta abajo en la rodada" la superficialidad no tiene límites, y es que el fast food ha derivado en una subcultura, la de la "pretensión" (a falta de un mejor nombre permítanme esta etiqueta provisional). Basta con decir que se hace, sin hacerlo. El anuncio sustituye al hecho en una sociedad empeñada en abarcar millones de kilómetros, pero con milímetros de profundidad.

Hace unos días, específicamente el Domingo 23 de Octubre, tuve el inmenso honor de moderar (excesivo verbo para lo fácil que resultó aquello) una tertulia en torno a "Caracas asintomática", la propuesta fotográfica que Laura Morales Balza expuso en la sala William Werner del Colegio Integral El Ávila.

Para los que crean que están leyendo un gazapo fruto del cut-and-paste, pensando acaso ¿qué tiene que ver esto con el fast food?, les digo que lo que allí vivimos los asistentes fue una demostración de lo que el tiempo, el estudio, la disciplina y la honradez pueden lograr. Nada de calorías rápidas, resúmenes, atajos, pretensión.

Ese grupo de fotógrafos y poetas (más poetas que fotógrafos) escuchó cosas y dijo cosas que sólo son posibles cuando el arte efectivamente ocurre. Esas cosas penetraron y ahora están en el terreno de lo inefable, repetirlas sería imposible.

En la película Ratatouille, que he disfrutado mas de una vez con mi familia, hay una escena en la que el sabor de un plato maravillosamente elaborado es capaz de atravesar a un ser humano y enfrentarlo con su pasado, con sus raíces afectivas, cambiarle la vida.

En una contemporaneidad tan saturada de hamburguesas, Laura nos brindó un plato simple, sin adornos, que nos conectó con nuestros sueños, nuestros miedos y nuestras necesidades. Un plato cuyo nombre pudimos haber olvidado, pero cuyo sabor nuestra alma reconoció de inmediato.


(fotografía Martha Viaña)

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Mis pasos  en esta calle
Resuenan
                     En otra calle
Donde
                 Oigo mis pasos
Pasar en esta calle
Donde
Sólo es real la niebla


Octavio Paz

¿Los androides hacen Polaroids?

(Polaroids tomadas y dirigidas por Sean Young durante el rodaje de Blade Runner)












JLB

112 Aniversario del nacimiento de Jorge Luis Borges

Quién iba a decir que en un comentario sobre su cumpleaños, Maestro, iba a colocar una ilustración de Google. Pasemos por alto el hecho de que en la ilustración, el supuesto "usted" se parece al "Dr. No", un personaje que, me quedan pocas dudas, le despertaría simpatía. ¿Le gusta la ilustración? a mí me gusta.

Usted y Google, ¡imagínese! un cuadrito en el cual uno escribe una palabra, digamos, "Borges" y oprime virtualmente un botón que activa el vórtice: ¡El Aleph!. Casi tan hipnótico como cuando abro el volumen II o el IV, al "azar", y comienzo a mitad de página. Hacia atrás, hacia adelante, a ritmo jadeante, semi-cerrando los ojos a ratos, volteando rápidamente con la certeza de tenerlo a usted sobre mi hombro.

"Vivió matando y huyendo / Vivió como si soñara" 
(volumen II, página 350, al "azar" o como dice ese botón de Google "Voy a tener suerte")

Mi sujeto

Conversando hace algún tiempo con el maestro Ricardo Armas sobre la necesidad de una rutina fotográfica, similar a la del escritor; Ricardo me insistía en la urgencia, que siempre trata de transmitir a sus estudiantes, de tener un sujeto.

Para Ricardo ese sujeto podía ser cualquier cosa, incluso una valla publicitaria que un buen día apareció al lado de su casa en Blooklyn y que generó un registro exhaustivo de un año, cuatro estaciones.

Este vídeo lo hizo mi hijo Leo y me sirve para presentarles al que, desde hace más de 3 años, ha sido mi sujeto:



© Leo Ramírez



Yo-si-soy-creativo


A diario tengo la suerte de compartir con gente creativa; me fascina descubrir que no existe un patrón, no hay una fórmula, son mentiras los talleres de creatividad. Pero los que observan los procesos creativos por encima se confunden, como ese dicho que reza que "cuando el dedo señala al cielo el imbécil mira al dedo".

Pero también tengo la mala suerte de compartir con gente que tiene pegado a la frente el cartelito de "yo-si-soy-creativo". Esos si que tienen un patrón, si usan fórmulas, tienen el atrevimiento y la pedantería de la ignorancia. Esos "yo-si-soy-creativo" tienen lo que en jerga popular llamamos "un buen lejos".

Llevo unos días oyendo a Frank Zappa. Para mí son comunes estos ciclos en los que me zambullo en una música, digamos, "anterior" (¡Qué grande fue Zappa!) y como no hay nada mejor para explorar las conexiones que la red, Zappa me llevó a Adrian Belew, a esta entrevista que considero un retrato hablado de un artista.

Provoca meter en un salón a unos cuantos "yo-si-soy-creativo" (podemos extender el cupo a algunos "yo-si-soy-artista"), ponerles la entrevista en loop y no dejarlos salir hasta que la reciten de memoria.

En fin, les dejo por aquí un retrato hablado de un artista, con los maravillosos ingredientes de la humildad, honestidad, humor, disciplina y talento:


Luz Continua

Qué fácil ha sido convertirme en editor, con una pequeña ayuda de mis amigos. Lean y comenten:




herido de alucinación

Face up. José M. Ramírez, imagen sincronizada a la distancia, temporal y física, con el siguiente texto.



NO CODICIASTE LA VENIA DEL FUEGO


desvelado compañero en la poesía


herido de alucinación
en el pórtico de todos los camposantos
saludabas cada rayo de luz cálido 

-la noche se refugiaba en tu presencia

sobre los cuerpos yertos
legitimaste un dolor nuevo 
                               confiable 



Isabel Guevara
Del poemario: Más allá de Eros
Londres 2011, mil ciclos a continuación



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No puedo explicar la nostalgia que me da ese bote.




Parque del este (circa 1980)

Carta a Borges (reloaded)

Parafraseando al maestro: mejor que escribir, leer y mejor aún re-leer. Por eso me permito este auto "refrito".




(Tomada de la colección de ensayos "Cuestión de énfasis" de Susan Sontag.)


13 de junio de 1996
Nueva York
Querido Borges:

Dado que siempre situaron su literatura bajo el signo de la eternidad, no parece demasiado extraño dirigirle una carta. (Borges, ¡son diez años!) Si alguna vez un contemporáneo pareció destinado a la inmortalidad literaria, ése fue usted. Fue en gran medida el producto de su tiempo, de su cultura y, sin embargo, supo cómo trascender su tiempo, su cultura, de un modo que parece del todo milagroso. Esto tenía algo que ver con la amplitud y la generosidad de su atención. Fue el menos egocéntrico, el más transparente de los escritores, así como el más ingenioso. Algo tuvo que ver asimismo con una pureza natural de espíritu. Aunque vivió entre nosotros durante un tiempo más bien largo, perfeccionó las prácticas de la exigencia y la indiferencia que también lo convirtieron en un experto viajero mental a otras eras. Tuvo un sentido del tiempo diferente del de los demás. Las ideas comunes de pasado, presente y futuro parecían nimias bajo su mirada. A usted le gustaba decir que cada momento del tiempo contiene el pasado y el futuro, citando (según recuerdo) al poeta Browning, que escribió algo así como “el presente es el instante en el cual el futuro se derrumba en el pasado”. Eso, por supuesto, era parte de su modestia: su gusto por encontrar sus ideas en las ideas de otros escritores.

Esa modestia era parte de la seguridad de su presencia. Fue un descubridor de nuevas alegrías. Un pesimismo tan profundo, tan sereno como el suyo no precisaba de indignación. Más bien, tenía que ser inventivo... y usted era, sobre todo, inventivo. La serenidad y la trascendencia de la identidad que usted encontró son, para mí, ejemplares. Usted demostró que no es necesario ser infeliz, aunque se pueda ser completamente esclarecido y desengañado sobre el terrible estado de todo. En alguna parte usted dijo que un escritor –delicadamente agregó: todas las personas– debe pensar que toda cosa que le sucede es un recurso (Estaba hablando de su ceguera.)

Usted ha sido un gran recurso para otros escritores. En 1982 –es decir, cuatro años antes de su muerte– dije en una entrevista: “En la actualidad no hay otro escritor que importe más a otros escritores que Borges. Muchos dirían que es el escritor vivo más importante... Muy pocos de hoy no han aprendido de él o lo han imitado”. Eso sigue siendo cierto. Todavía seguimos aprendiendo de usted. Todavía lo seguimos imitando. Usted le ofreció a la gente nuevas maneras de imaginar, al tiempo que proclamaba una y otra vez nuestra deuda con el pasado, sobre todo con la literatura. Afirmó que le debemos a la literatura casi todo lo que somos y lo que hemos sido. Si los libros desaparecen, desaparecerá la historia y también los seres humanos. Estoy segura de que tiene razón. Los libros no son sólo la suma arbitraria de nuestros sueños y de nuestra memoria. También nos ofrecen el modelo de la propia trascendencia. Algunos creen que la lectura es sólo una manera de evadirse: una evasión del mundo diario “real” a uno imaginario, al mundo de los libros. Los libros son mucho más. Son una manera de ser del todo humano.

Lamento tener que decirle que los libros en la actualidad son considerados una especie en extinción. Por libros también quiero decir las condiciones de la lectura que posibilitan la literatura y sus efectos en el espíritu. Pronto, nos dicen, tendremos en “pantallas-libros” cualquier “texto” a nuestra disposición, y se podrá cambiar su apariencia, formularle preguntas, “interactuar” con él. Cuando los libros se conviertan en “textos” con los que “interactuamos” siguiendo criterios utilitarios, la palabra escrita se habrá convertido simplemente en otro aspecto de nuestra realidad televisada regida por la publicidad. Éste es el glorioso futuro que se está creando, y que nos prometen, como algo más “democrático”. Por supuesto, ello implica nada menos que la muerte de la introspección... y del libro.

Esta vez no habrá necesidad de una gran conflagración. Los bárbaros no tienen que quemar los libros. El tigre está en la biblioteca. Querido Borges, créame que no me satisface quejarme. Pero ¿a quién podrían estar mejor dirigidas estas quejas sobre el destino de los libros –de la lectura misma– que a usted? Todo lo que quiero decir es que lo echamos de menos. Yo lo echo de menos. Su influencia decisiva continúa. La época en que ahora estamos entrando, este siglo 21, pondrá a prueba al espíritu de maneras nuevas. Pero, se lo aseguro, algunos no vamos a abandonar la Gran Biblioteca. Y usted seguirá siendo nuestro patrono y nuestro héroe.

Susan


 
Susan Sontag por Annie Leibovitz

Blossfeldt in my mind


Hace unos días hablé nuevamente de Karl Blossfeldt, de la nueva objetividad, de ese empeño por abordar las cosas con rigurosidad científica, aislándolas, para que finalmente se cuele una experiencia estética "aparentemente" no buscada. Como en la imagen de arriba, en la que el estreno de un lente para lograr un enfoque nos traslada a otro mundo.

A Blossfeldt no le interesaba la fotografía, lo que realmente le interesaba era la botánica. Sus fotografías terminaban siendo bocetos para sus dibujos. Cuánta paradoja en todo esto.

A mi realmente no me interesa la botánica, más allá del placer que me da plantar matas y verlas crecer, pero si me interesa mucho la fotografía de Blossfeldt, cada día más.

Instagramas



Los fotogramas son cada uno de los cuadros de una película, los pictogramas son representaciones simbólicas de objetos reales, los instagramas son..., a ver, algo así como la representación visual de un impulso: en cuestión de minutos, acaso segundos, una imagen entra por el lente del móvil, es retocada y publicada en las redes sociales.

La antipática pregunta de las primeras versiones de Twitter, "¿Qué estás pensando?", que luego cambiarían a "¿Qué está pasando?", en el caso de Instagram (www.instagr.am), la aplicación móvil para producir estos "instagramas", sería "¿Qué estás mirando?".



Lo que nos muestran los "instágrafos" no es lo que estuvo frente al lente, sino lo que resultó de la transformación de esa luz por los filtros del programa, funcionando como instrumentos de los filtros cerebrales del autor. Incluyo en este post algunos instagramas tomados al azar de Twitter.

Como verán, el mérito técnico, artístico o documental de estas imágenes puede ser cuestionable, pero hay algo atractivo en ese impulso en ocasiones impúdico. Precisamente esa falta de pudor es la que vincula a estos instagramas con los timeline de Twitter o los muros de Facebook. Ese extraño fenómeno que nos hace, en mayor o menor grado, vivir nuestra vida privada en forma pública; un voyeurismo inverso que no deja de sorprenderme.


Por otro lado, en estos instagramas observamos una simulación irreverente. La imagen se muestra en ocasiones como si hubiera salido de una cámara Polaroid; pero la mentira no se oculta, todo lo contrario, se declara abiertamente. Desde este punto de vista no podemos condenar a los instagramas como mentiras. Al igual que en la literatura; en la que la declaración explícita de la ficción invita al lector a establecer un pacto tácito con el autor, a cambio del disfrute pleno de la obra; en los instagramas, de forma acaso más inconsciente que consciente, el autor nos invita a compartir su "visión".

La urgencia de capturar una imagen no me lleva a compartirla de inmediato, al menos no en el entorno público. Pero presiento que el devenir de los acontecimientos me va a colocar a mí en el lado de los egoístas, en la medida en que el voyeurismo visual inverso (exhibicionismo si quieren) se imponga. Y no tengo la menor duda de que se impondrá. 

El cuarto oscuro sigue siendo, en mi caso, el lugar en el que se crean las fotografías. Creo que si otros tienen  el derecho a la vanguardia tecnológica, yo tengo derecho a vivir en la obsolescencia fotográfica; es decir, a estudiar y entender todas las innovaciones, pero decidir quedarme con un "estado de arte" predominantemente analógico.



El instagrama anterior es de Iván González (@ivan_gonzalez), buen amigo y mejor fotógrafo, al que siento que esa pulsión de los instagramas debe incluso resultarle leve, en comparación con la inclemente dinámica del fotoperiodismo. Iván, como otros fotógrafos amigos (@rgomezphoto, @carlosrawlins, @mabellog), producen imágenes tan interesantes como las de sus fotografías convencionales (definición provisional, obviamente).

Imágenes como las de estos fotógrafos prestados (o ganados) a la instagrafía, nos deja claro que la democratización que ofrece la tecnología no pasa de ser un potencial. Los resultados, como en toda disciplina creativa son, y serán siempre, elitescos.


¿Serán así?

Angel of Bethesda, Central Park, NYC.



(o serán como esos espejos raros que reflejan lo que queremos ver)

Un Mapplethorpe bien iluminado

Iba a escribir un artículo sobre mi experiencia en la más reciente visita al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, en la que tuve que iluminar con mi celular algunas fotografías para que mis alumnos las pudieran apenas vislumbrar.

Iba a escribir que en una sala que compartían Warhol, Mapplethorpe y Sigala faltaban 6 de 9 bombillos y que el vigilante, luego de hacer la finta de regañarme por usar la luz del celular, nos confesó que se sentía profundamente apenado por "la situación".

Iba a escribir todo eso, con lujo de detalles, desde hace ya algunas semanas. Pero no logro empezar el artículo, me da fastidio. Confieso, a decir verdad sin nada de pena, que me cansé de señalar tanta incultura, demagogia y vulgaridad.

Prefiero mirar a otro lado y proponerles que vean ustedes a otro lado, por ejemplo, al espléndido retrato que Robert Mapplethorpe le hizo a Patti Smith.




Moría Mapplethorpe y Patti escribía “¿Por qué no puedo escribir algo que resucite a los muertos? Ese es mi afán más hondo”.

Y yo lo iluminaba con mi celular, pretendía elevar mi voz de protesta. Acaso mostrar una foto suya era suficiente.

Elipsis

Autoretrato, 1979. (con mi recién comprada Nikon EM)


Consigo la copia original de esta imagen, en papel Agfa, pierdo la esperanza de encontrar el negativo, que como muchos otros habrá quedado en medio de esos residuos que vamos dejando de mudanza en mudanza.

Hoy conversé por Skype con una compañera de bachillerato que no veía desde el año de esta foto, inició la conversación diciendo "tu cara es la misma".

Era de noche, la luz de dos farolas se colaba por las ventanas de la sala, yo jugaba a controlar la larga exposición. Hacer fotos era un delicioso juego.

Pero, como en la foto, en pocos años mi imagen se fue diluyendo, confundiendo con el fondo, moliendo en el engranaje. Las imágenes se fueron acumulando en mi, ahora lo sé, como una bola de nieve, una bomba de tiempo, que finalmente estalló.

Recuperar esa sensación lúdica del autoretrato de 1979 me tomó 30 años.

Una larga elipsis, acaso dos vidas.

#Slow

Desde que se el movimiento "slow food" surgió en Italia como reacción al "fast food", la onda expansiva de esos principios que promovían el disfrute sosegado de la comida ha penetrado en otros ámbitos de la vida en la ciudad.

La filosofía slow, que aplicada a la organización y planificación de la ciudad es conocida como "Cittaslow" por su origen italiano, promueve la desaceleración de las actividades humanas, el rechazo a la inmediatez obsesiva y el fomento de la creación de un balance que permita tomar control del tiempo en favor de las actividades recreacionales, artísticas y de intercambio humano.

El "Slow art" es una de las manifestaciones más interesantes del movimiento slow y postula la liberación del proceso creativo de los engranajes de los medios: calma en la creación y calma en el disfrute del arte. La angustia del artista, asociada a una necesidad expresiva que lo tortura, no debe verse agravada por la tiranía de los medios, incluyendo las redes sociales. El arte no es una ocupación, sino una vocación y una devoción.

Desde el punto de vista slow, que comparto plenamente, ese "hacer todo a toda hora" de nuestra sociedad digital, es un camino hacia la degradación del individuo y es una forma de vida no sustentable.

Buscando desesperadamente a Vivian Maier

Autoretrato por Vivian Maier

Anoche (22/02/11) coordiné una sesión en Roberto Mata Taller de Fotografía en la que presenté un "avance" del trabajo que, hasta el momento, se ha publicado de Vivian Maier.

Desde que la historia del descubrimiento de esta obra se hizo público ha ocupado mucho de mi reflexión acerca del significado y valor de la fotografía. En Enero de este año publiqué un artíclo en analitica.com en el que abordaba el tema del arte por el arte, que es evidente en el proceso que siguió Vivian. Pueden leer el artículo aquí.

Les dejo las láminas que presenté anoche (enlace a las láminas) y mi permanente perplejidad.

Homeland

a J. V. der J.
El viaje termina siendo nuestro hogar



Fotografía



     Tu sonrisa me atrae como
          Me atraería una flor
Fotografía tú eres el hongo oscuro
               De la selva
               Que es su belleza
               Los blancos ahí están
              Claro de luna
     En un jardín pacífico
Lleno de aguas vivas y de jardineros endiablados
Fotografía tú eres el humo del ardor
              Que es su belleza
              Y hay en tí
              Fotografía
              Lánguidos tonos
              Donde se oye
              Una melopea
          Fotografía tú eres la sombra
              Del Sol
              Que es su belleza.




Guillaume Apollinaire

Enumeraciones caóticas (de 5 en 5)

¿Si no se puede hacer lo que se quiere
por qué explicar lo que se dice?

Anónimo Atópico Anacrónico (ayer)



Kommienezuspadt
Grapefruit Moon
Underground
Straight To The Top
Black Box Theme
God's Away on Business
$29.00
Who Are You
Midnight Lullaby
Ice Cream Man
Blue Skies
A Sight For Sore Eyes
Innocent When You Dream (Barroom)
Diamonds On My Windshield
Jersey Girl
House Where Nobody Lives
New York Mood
Intro - Eggs And Sausage
Annie's Back In Town
Tango Till They're Sore
Don't Go Into That Barn
The Piano Has Been Drinking (Not Me)
16 Shells From a 30.6
Story - 'Ol '55
Broken Bicycles


La educación de la sensibilidad

a Leo


Susan Sontag sostenía que para apreciar el arte, sobre todo el arte moderno, el que "va" con nuestro tiempo, se requiere más que cultura general. Ella hablaba de una educación de la sensibilidad, similar a la educación del paladar a la que nos sometemos para acceder al disfrute de ciertos manjares.

Esto no niega la naturalidad en el arte, es decir, la correspondencia natural que existe entre el hombre y el arte; lo que sucede es que hemos construído tantas capas que no tenemos acceso a las cosas como el hombre primitivo, naturalmente artístico, lo tenía. Es ese problema del "mundo interpretado" que trata tanto Rilke: hemos perdido la visión directa, abierta, de los animales.

Pero, acaso lo hemos perdido en la razón, pero nuestra alma (sea lo que sea que signifique para cada quien) reconoce esas cosas, activa esas redes, nos permite conectarnos. Luego lo llamaremos casualidad, intuición, sincronicidad; lo etiquetamos para tranquilizar a la razón.

Hace unos días mi hijo mayor me mostró este video de un grupo Islandes (lo pueden oir ahora si gustan):


Leonardo, mi hijo, se ha conectado de forma muy especial con la música de Islandia. Esta música, en general, este arte, a mi modo de ver, requiere de cierta educación de la sensibilidad. ¿De dónde vino esa educación?

Al ver el video le dije: ¿alguna vez te mostré a "Emerson, Lake and Palmer"? No. Pues suenan como ellos "de alguna forma". Oímos algo de ELP, se activaron las redes, "Si, si, tienen algo, pero ¿eso fue antes de Yes?", etc. etc.

Al irse Leonarno me quedé abrumado y traté de construirme un recorrido auditivo y visual a través de esa cantidad de nombres con "j" intercalada. De alguna forma, no verbal, ni directa, él había tomado de mí algo hace unos años y en ese momento me lo estaba devolviendo, para la educación de mi sensibilidad.

¿Píldora azul o píldora roja?

(Publicado originalmente en Analitica.com)
- ¿Crees en el destino, Neo?
-  No.
- ¿Por qué no?
- No me gusta la idea de no ser yo el que controla mi vida.
 
 Diálogo de Morpheus y Neo en “The Matrix”


Estamos perplejos, paralizados, como si nos hubieran transportado a un mundo en que las reglas de la física no fuesen válidas y no supiésemos como movernos. ¿Cuál es la realidad? ¿Esta situación de relativización exacerbada, el culto del “sí pero no”; o el pasado, ya lejano, en el que las reglas, aunque no siempre respetadas, eran la norma?

Nos empeñamos en jugar ajedrez contra quienes sólo saben jugar bolas criollas. Cualquier “jaque” se resuelve con un “boche” y observamos con estupor las piezas del tablero rodando por la cancha. La tentación de la barbarie es muy fuerte; pero, ¿estamos dispuestos a entregarnos al caos o preferimos seguir con la anestesia de la razón?

¿Existe alternativa? ¿Twiteamos o marchamos? ¿Nos refugiamos en la incoherencia de notas como esta o buscamos la manera de no pensar?

Todo se ha vuelto tan irreal que, en la UCV, nos acostumbramos a caminar entre ruinas y suspirar ante el espejismo del patrimonio de la humanidad. Edificios, jardines, senderos, con la belleza de la acrópolis: complete usted en su mente las piezas que falten.

Acaso este entrenamiento diario nos ha permitido caminar sonrientes entre las otras ruinas, mirar al Ávila (que ya no es Ávila) y seguir hablando de la belleza, del arte, soñar.

Asistimos a reuniones en las que nos informan que en la Gaceta oficial salió publicada la nueva “Ley” orgánica de “equis” y el decreto con rango de “Ley” de “ye”. Nos dividimos los artículos, subrayamos las ideas principales, hacemos cuadros sinópticos y, ¡ajá!, descubrimos 32 inconsistencias, 25 contradicciones y 8 vacíos: “jaque”.

Y en la UCV, la casa que vence la sombra, se convoca a sesiones de estudio de la nueva “Ley”, en las que se analizarán los “aspectos positivos y negativos” y se definirán estrategias para adaptarnos al nuevo estado de cosas.

Buscamos desesperadamente la serenidad de la razón, pero en secreto apretamos los dientes (de eso se trata la “resistencia”) esperando el próximo boche.

A veces pienso que los legisladores deben estar igual de perplejos que nosotros, al ver que nos tomamos en serio su “Ley”. Acaso les generará suspicacia esos foros para analizar un texto que ni ellos se han leído. Ellos saben que levantar la mano es lo correcto, para qué leer una “Ley” si al final la única, la verdadera “Ley” se resume en la máxima “bocha la verde y gana la roja”.

¿Píldora azul o píldora roja? Creernos la “Ley” o entender que no hay “Ley” y, por lo tanto, tampoco hay trampa.