Enumeraciones caóticas (de 5 en 5)

¿Si no se puede hacer lo que se quiere
por qué explicar lo que se dice?

Anónimo Atópico Anacrónico (ayer)



Kommienezuspadt
Grapefruit Moon
Underground
Straight To The Top
Black Box Theme
God's Away on Business
$29.00
Who Are You
Midnight Lullaby
Ice Cream Man
Blue Skies
A Sight For Sore Eyes
Innocent When You Dream (Barroom)
Diamonds On My Windshield
Jersey Girl
House Where Nobody Lives
New York Mood
Intro - Eggs And Sausage
Annie's Back In Town
Tango Till They're Sore
Don't Go Into That Barn
The Piano Has Been Drinking (Not Me)
16 Shells From a 30.6
Story - 'Ol '55
Broken Bicycles


La educación de la sensibilidad

a Leo


Susan Sontag sostenía que para apreciar el arte, sobre todo el arte moderno, el que "va" con nuestro tiempo, se requiere más que cultura general. Ella hablaba de una educación de la sensibilidad, similar a la educación del paladar a la que nos sometemos para acceder al disfrute de ciertos manjares.

Esto no niega la naturalidad en el arte, es decir, la correspondencia natural que existe entre el hombre y el arte; lo que sucede es que hemos construído tantas capas que no tenemos acceso a las cosas como el hombre primitivo, naturalmente artístico, lo tenía. Es ese problema del "mundo interpretado" que trata tanto Rilke: hemos perdido la visión directa, abierta, de los animales.

Pero, acaso lo hemos perdido en la razón, pero nuestra alma (sea lo que sea que signifique para cada quien) reconoce esas cosas, activa esas redes, nos permite conectarnos. Luego lo llamaremos casualidad, intuición, sincronicidad; lo etiquetamos para tranquilizar a la razón.

Hace unos días mi hijo mayor me mostró este video de un grupo Islandes (lo pueden oir ahora si gustan):


Leonardo, mi hijo, se ha conectado de forma muy especial con la música de Islandia. Esta música, en general, este arte, a mi modo de ver, requiere de cierta educación de la sensibilidad. ¿De dónde vino esa educación?

Al ver el video le dije: ¿alguna vez te mostré a "Emerson, Lake and Palmer"? No. Pues suenan como ellos "de alguna forma". Oímos algo de ELP, se activaron las redes, "Si, si, tienen algo, pero ¿eso fue antes de Yes?", etc. etc.

Al irse Leonarno me quedé abrumado y traté de construirme un recorrido auditivo y visual a través de esa cantidad de nombres con "j" intercalada. De alguna forma, no verbal, ni directa, él había tomado de mí algo hace unos años y en ese momento me lo estaba devolviendo, para la educación de mi sensibilidad.

¿Píldora azul o píldora roja?

(Publicado originalmente en Analitica.com)
- ¿Crees en el destino, Neo?
-  No.
- ¿Por qué no?
- No me gusta la idea de no ser yo el que controla mi vida.
 
 Diálogo de Morpheus y Neo en “The Matrix”


Estamos perplejos, paralizados, como si nos hubieran transportado a un mundo en que las reglas de la física no fuesen válidas y no supiésemos como movernos. ¿Cuál es la realidad? ¿Esta situación de relativización exacerbada, el culto del “sí pero no”; o el pasado, ya lejano, en el que las reglas, aunque no siempre respetadas, eran la norma?

Nos empeñamos en jugar ajedrez contra quienes sólo saben jugar bolas criollas. Cualquier “jaque” se resuelve con un “boche” y observamos con estupor las piezas del tablero rodando por la cancha. La tentación de la barbarie es muy fuerte; pero, ¿estamos dispuestos a entregarnos al caos o preferimos seguir con la anestesia de la razón?

¿Existe alternativa? ¿Twiteamos o marchamos? ¿Nos refugiamos en la incoherencia de notas como esta o buscamos la manera de no pensar?

Todo se ha vuelto tan irreal que, en la UCV, nos acostumbramos a caminar entre ruinas y suspirar ante el espejismo del patrimonio de la humanidad. Edificios, jardines, senderos, con la belleza de la acrópolis: complete usted en su mente las piezas que falten.

Acaso este entrenamiento diario nos ha permitido caminar sonrientes entre las otras ruinas, mirar al Ávila (que ya no es Ávila) y seguir hablando de la belleza, del arte, soñar.

Asistimos a reuniones en las que nos informan que en la Gaceta oficial salió publicada la nueva “Ley” orgánica de “equis” y el decreto con rango de “Ley” de “ye”. Nos dividimos los artículos, subrayamos las ideas principales, hacemos cuadros sinópticos y, ¡ajá!, descubrimos 32 inconsistencias, 25 contradicciones y 8 vacíos: “jaque”.

Y en la UCV, la casa que vence la sombra, se convoca a sesiones de estudio de la nueva “Ley”, en las que se analizarán los “aspectos positivos y negativos” y se definirán estrategias para adaptarnos al nuevo estado de cosas.

Buscamos desesperadamente la serenidad de la razón, pero en secreto apretamos los dientes (de eso se trata la “resistencia”) esperando el próximo boche.

A veces pienso que los legisladores deben estar igual de perplejos que nosotros, al ver que nos tomamos en serio su “Ley”. Acaso les generará suspicacia esos foros para analizar un texto que ni ellos se han leído. Ellos saben que levantar la mano es lo correcto, para qué leer una “Ley” si al final la única, la verdadera “Ley” se resume en la máxima “bocha la verde y gana la roja”.

¿Píldora azul o píldora roja? Creernos la “Ley” o entender que no hay “Ley” y, por lo tanto, tampoco hay trampa.