La educación de la sensibilidad

a Leo


Susan Sontag sostenía que para apreciar el arte, sobre todo el arte moderno, el que "va" con nuestro tiempo, se requiere más que cultura general. Ella hablaba de una educación de la sensibilidad, similar a la educación del paladar a la que nos sometemos para acceder al disfrute de ciertos manjares.

Esto no niega la naturalidad en el arte, es decir, la correspondencia natural que existe entre el hombre y el arte; lo que sucede es que hemos construído tantas capas que no tenemos acceso a las cosas como el hombre primitivo, naturalmente artístico, lo tenía. Es ese problema del "mundo interpretado" que trata tanto Rilke: hemos perdido la visión directa, abierta, de los animales.

Pero, acaso lo hemos perdido en la razón, pero nuestra alma (sea lo que sea que signifique para cada quien) reconoce esas cosas, activa esas redes, nos permite conectarnos. Luego lo llamaremos casualidad, intuición, sincronicidad; lo etiquetamos para tranquilizar a la razón.

Hace unos días mi hijo mayor me mostró este video de un grupo Islandes (lo pueden oir ahora si gustan):


Leonardo, mi hijo, se ha conectado de forma muy especial con la música de Islandia. Esta música, en general, este arte, a mi modo de ver, requiere de cierta educación de la sensibilidad. ¿De dónde vino esa educación?

Al ver el video le dije: ¿alguna vez te mostré a "Emerson, Lake and Palmer"? No. Pues suenan como ellos "de alguna forma". Oímos algo de ELP, se activaron las redes, "Si, si, tienen algo, pero ¿eso fue antes de Yes?", etc. etc.

Al irse Leonarno me quedé abrumado y traté de construirme un recorrido auditivo y visual a través de esa cantidad de nombres con "j" intercalada. De alguna forma, no verbal, ni directa, él había tomado de mí algo hace unos años y en ese momento me lo estaba devolviendo, para la educación de mi sensibilidad.

2 comentarios:

Laura Morales Balza dijo...

Gracias por compartir la música y la experiencia. Esa música está hecha con una «razón» bien entregada a lo que el «alma» procura. Creo que es una de las razones por las que «toca» de manera tan directa. Es una música madura (atreviéndome a usar adjetivos) pero que una vez recibida y padecida... uno no tiene elementos prácticos para juzgar la dimensión de sus consecuencias adentro, donde el ser se aloja.

La escucho con el corazón y la observo con admiración. Me conmueve 'el alma' presente allí... y también toda esa mezcla delicada de instrumentos clásicos y la seria compostura de sus intérpretes.

Es de esas cosas que uno contempla y no puede imaginar de forma diferente.

¡Y qué voz!

Maravillosa, José.

Gracias.

María Antonieta Pérez-Boza dijo...

"Lo etiquetamos para tranquilizar a la razón".

Sí, esas experiencias abruman pero reconfortan. Todo parece encajar en un instante. Como un círculo que se cierra.

Me recordó de inmediato a Renaissance.

Gracias a tí y a Leo.

Es maravillosa!