El arte no soporta las paredes, tampoco soporta posturas rígidas,
se escapa si aquello que lo alberga no desaparece ante los ojos,
si no es cómplice del conjuro.
Todo esto es verdad para el arte, pero sobre todo para el arte moderno.
Por eso no es inconcebible un ventanal en el que la ciudad se convierta en "la obra",
o un balcón en que los visitantes se convierten en "la obra".
Podemos caminar como suspendidos para entrar en cubos misteriosos
u ofrecer nuestro sueño como obra.
P.D: Había un rollo a color en el maletín y lo monté en el MoMa. No entiendo el color, trato de componer con sombras y formas, no con colores, por eso considero que el color en estas fotos, más que accidental, es incidental.
twitter: @jmramirezg website: http://www.joseramirezphoto.com CiEF - Centro de Estudios Fotográficos: http://www.ciefve.com
Deslizarse
El día sólo es una pausa
se vive en la noche
quien sabe de su origen oscuro
vomita la luz que se mete en sus poros
la verdad es aliada de la noche
donde nada se ve
nada se oculta
la oscuridad lo deja todo claro
cuando los sonidos nos abandonan
cayendo por nuestros oídos
y las imágenes se deslizan
detrás de nuestros ojos
respiramos
y abrazamos la vergüenza sin reparo
nos regodeamos en el absurdo
y somos libres.
Música: Genesis
Tema: Carpet Crawlers (versión de 1974)
Tema: Carpet Crawlers (versión de 1974)
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13.8.07
© Textos y fotografías
José M. Ramírez
New York state of mind
Camino por Park Avenue y recuerdo a Dario. Él, ante las adversidades, recordaba que "siempre quedaba París", la metrópolis, cierto, pero New York, es otra cosa. Cosmópolis acaso, si queremos seguir leyendo a Dario, siempre de noche.
En Central Park South, el brillo de las calles, al andar, deja ver la ondulada respiración del subsuelo; mi ojo en la mano, pegado al muslo, dispara y dispara, con hambre salvaje.
Bajo por Broadway hasta la 42 y puedo mirar a todos a la vez, todos me miran y yo los devoro. Finalmente bajo al subsuelo siguiendo unos pasos y me pierdo.
En Central Park South, el brillo de las calles, al andar, deja ver la ondulada respiración del subsuelo; mi ojo en la mano, pegado al muslo, dispara y dispara, con hambre salvaje.
Bajo por Broadway hasta la 42 y puedo mirar a todos a la vez, todos me miran y yo los devoro. Finalmente bajo al subsuelo siguiendo unos pasos y me pierdo.
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8.8.07
© Textos y fotografías
José M. Ramírez
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