La ruptura que supone el vanguardismo, con las estructuras musicales y el perfeccionismo que encarnaban poetas como Rubén Darío, sus aspiraciones se basan en la incorporación de elementos novedosos, por una parte, pero también en la violación de las normas clásicas establecidas, tanto desde el punto de vista formal como temático.
Si abordamos el segundo planteamiento, relativo a la violación intencional de las normas, encontramos en Vallejo un ejemplo casi canónico. El hermetismo que se le atribuye es, en mi opinión, un efecto colateral de una búsqueda orientada a explorar los límites a los que se puede llevar el lenguaje al estirarlo o retorcerlo. Veamos el texto IX de Trilce, poemario considerado con justicia como uno de los aportes más importantes al vanguardismo latinoamericano:
Vusco volvvver de golpe el golpe.
Sus dos hojas anchas, su válvula
que se abre en suculenta recepción
de multiplicando a multiplicador,
su condición excelente para el placer,
todo avía verdad.
[…]
Fallo bolver de golpe el golpe.
No ensillaremos jamás el toroso Vaveo
de egoísmo y de aquel ludir mortal
de sábana,
desque la mujer esta
¡cuánto pesa de general!
Y hembra es el alma de la ausente.
Y hembra es el alma mía.
Las imágenes no se presentan inaccesibles si somos capaces de aceptar la violación gramatical y dejar fluir la lectura; la capacidad comunicativa está por encima de la norma en Vallejo.
En ocasiones vemos como esta voluntad de retorcer el lenguaje se orienta hacia la deconstrucción de las formas clásicas, el poema XLVI de Trilce es un buen ejemplo de esto:
La tarde cocinera se detiene
ante la mesa donde tú comiste;
y muerta de hambre tu memoria viene
sin probar ni agua, de lo puro triste.
Mas, como siempre, tu humildad se aviene
A que le brinden la bondad más triste.
Y no quieres gustar, que ves quien viene
filialmente a la mesa en que comiste.
La tarde cocinera te suplica
y te llora en su delantal que aún sórdido
nos empieza a querer de oírnos tanto.
Yo hago esfuerzos también; porque no hay
valor para servirse de estas aves.
Ah! qué nos vamos a servir va nada.
Vemos que el poema comienza como soneto, con rima consonante perfecta y paulatinamente el soneto se va “desarmando”, dando paso a dos tercetos que, si bien no se ajustan a las normas de la rima ni de la métrica, funcionan perfectamente. Este texto es también un ejemplo, de los muchos que hay en Vallejo, del uso de una temática poco convencional. Un ejemplo en que podemos ver, todos juntos, estos elementos que hemos querido exponer brevemente, es el poema XXXII, tomado igualmente de Trilce:
999 calorías
Rumbbb… Trrraprr rrach… chaz
Serpentínica u del bizcochero
engirafada al tímpano.
[…]
Detalles como el uso de Versales en la palabra “calorías”, el tema relacionado al metabolismo, la onomatopeya, términos inexistentes como “engirafada”, todo en 4 versos y sin embargo el sentido está allí intacto. Esta virtud no pudo ser mantenida a lo largo del vanguardismo, que derivó en formas que, si bien podemos aceptar como innovadoras (a veces sólo excéntricas), perdieron su capacidad comunicacional y acaso por eso su permanencia en el tiempo.