Déjà vu






Es demasiado lo que pides
que cambie hasta la última
gota de mi sangre por ese
negro y viscoso veneno que
corre por tu cuerpo
que te diga que te quiero
me trague las elipsis y
vomite a escondidas mis
palabras, aquellas que no
te nombran ni en sueños
tu sonrisa es una mueca tu
mirada es una ofensa mi
sombra huyó atormentada
y no te quiero mirar porque
me miro y no me quiero
mirar porque te encuentro
y siento asco de mirar
esto que escribo

4 comentarios:

Lahetaira dijo...

Y entonces... cierras los ojos como para pretender que ya no miras, aunque sigas viéndolo dentro de ti.

Unknown dijo...

Hola, tu escrito me hizo recordar una historia, te la voy a colocar aquí abajo.

Hans Christian Andersen cuenta que hubo una vez un hombre amable, tímido y culto
del Norte, que bajó al sur a visitar los países cálidos, donde el sol brilla impetuosamente
y todas las sombras son muy oscuras.
En la acera frente a la ventana del joven hay una casa, en donde él vio una vez una bella
joven cuidando hermosas flores en el balcón. El joven desea hablarle ansiosamente,
pero es demasiado tímido. Una noche, mientras que la vela alumbraba tras él,
proyectando su sombra sobre el balcón del otro lado de la calle, él le dice "en broma"
que siga adelante, que entre en esa casa. Y lo hace, la sombra entra en la casa del otro
lado de la acera y se separa de él.
El joven se muestra un poco sorprendido, naturalmente, pero no hace nada al respecto.
De inmediato se hace una nueva sombra y regresa a la casa. Empieza a envejecer y se
hace más erudito; pero no alcanza el éxito. Habla de belleza y de virtudes, pero nadie lo
escucha.
Entonces, un día, ya entrado en años, su sombra regresa a él — muy delgada y más
oscura, pero elegantemente vestida. "¿Entraste a la casa del frente?" es la primera cosa
que le pregunta el hombre; y la sombra responde, "Oh, sí, por supuesto". Afirma que lo
vio todo, pero sólo alardeaba. El hombre sabe qué preguntarle. "¿Las habitaciones son
como el cielo estrellado cuando uno se para en la cima de la montaña?" le increpa, y lo
único que la sombra puede decir es, "Oh, sí, todo era así. No sabe cómo contestar.
Nunca llegó a pasar más allá de la antesala; después de todo, sólo era una sombra.
"Pude haber sido aniquilado por la intensidad de la luz, si hubiese penetrado en la
habitación donde vivía la doncella", agrega.
Sin embargo, la sombra es buena en el chantaje y artes similares; es un tipo fuerte, sin
escrúpulos y domina al hombre por completo. Se van de viaje, la sombra como el amo y
el hombre como el sirviente. Conocen una princesa que sufre "porque ve demasiado
claramente". Ella ve que la sombra no proyecta sombra y le tiene desconfianza, hasta
que le explica que el hombre realmente es su sombra, a la cual le permite actuar
independientemente. Un acuerdo bien particular, pero lógico; la princesa lo acepta.
Cuando ella y la sombra se comprometen en matrimonio, el hombre finalmente se
rebela. Trata de decirle la verdad a la princesa, pero la sombra llega primero con las
explicaciones: "Este pobre tipo está loco, piensa que él es el hombre y que yo soy la
sombra" —"Qué horror", dice la princesa. Una muerte piadosa es definitivamente la
orden. Y mientras la sombra y la princesa se casan, el hombre es ejecutado.

Un beso José.
C

Maria D. Torres dijo...

Que buen texto José. De lo mejor que te he leído. Sabes que entre gustos y colores.... pero me provoca robartelo para repartirlo entre muchos espejos frente a los que me he parado y en los que no me quiero mirar.
La foto es muy buena también.
Feliz Navidad y un año nuevo lleno de nuevas palabras e imagenes.
Besos

Sybil Caballero Cubillán dijo...

Del poema azul al claroscuro

Hoy pense que naufragar por la vida no conduce a tierra firme
Bajo esta premisa, ir al encuentro no es lo mismo que encontrase en la otredad, es algo que no pertenece a la sombra, sino al otro.

Amar es abismarse y tambien enloquecer