Azul



Hace algunos años, era el centenario de Joan Miró, estaba en Barcelona y fui a la exposición inmensa que se organizó. Pasé dos días, ahora lo comprendo, en estado de gracia.

En una de las salas del sótano, salas inmensas con techos inalcanzables, había una sucesión de cuartos con nombres de colores. Entré en todos, pero recuerdo vívidamente el azul.

El techo, las paredes y el piso eran azules, sólo había una pequeña silla para sentarse y lo hice.

He recordado esto muchas veces, tratando de entender cómo Miró podía agregar en la medida en que quitaba: quitaba cosas y agregaba "algo".

Desde entonces trato siempre de quitar lo que podría acaso tapar ese algo; quito palabras, quito cosas, enfoco y desenfoco, escribo y borro.

Hoy me atrevo al azul.

3 comentarios:

Laura Morales Balza dijo...

José, querido

Eso que tratas, desde entonces, es un ejercicio costoso —a veces doloroso, otras veces feliz— para nuestros ojos, acostumbrados desde la llegada al mundo a sumar. Sumamos imágenes, sumamos afectos, sumamos espacios. Apegados a los referentes de ese espacio, a las cosas que lo ocupan material y espiritualmente. Creo que por eso a veces el «algo» detrás de lo que sigue detrás de lo detrás, pasa desapercibido para los sentidos. Es un acto valiente. Pero me animo en tus palabras, finalmente esa es la esencia verdaderamente imprescindible.

Escribió Seferis:

«Dijiste hace años: en el fondo, soy un asunto de luz»



Te acompaño azul, en abrazo


Laura

Carlos Eduardo Fuenmayor dijo...

FELICITACIONES POR TU PREMIO
FELIZ AÑO PARA TI Y TU FAMILIA
UN ABRAZO

Lahetaira dijo...

Quizás es la tarea más difícil de un creador: quitar todo lo que sobra y ponemos ahí por miedo, por no decir lo que se debe o lo que se siente, por falta de práctica o estilo, por ausencia de claridad.

Lo más simple es lo más bello, porque es lo más cierto... (quizás).

Un abrazo fuerte, querido extraño.