A propósito de El Dinosaurio

Sé que todo esto atenta contra la razón más elemental, mi profesora de tercer grado nos lo explicó claramente: no existen evidencias concluyentes que determinen con exactitud la causa de la desaparición de los dinosauros, pudo haber sido un meteorito, un cambio radical en el patrón climático del planeta, bacterias extraterrestres y un número considerable de otras hipótesis, algunas bien extravagantes.


Pero las causas de la desaparición de los dinosauros están lejos de ser mi mayor preocupación, de hecho no me preocupa en lo absoluto, considerando que dicha desaparición está en entredicho, al menos para mí.


Voy por el tercer Gatorade, ya me tomé dos atamel, café sin azucar, me revisé concienzudamente en el espejo del baño: ojos, lengua. Mis reflejos responden normalmente, respiro profundamente y vuelvo a la sala, lentamente.


Recorro el pasillo de los cuartos, todo parece estar en su lugar, los cuadros lucen como de costumbre, al igual que hace 15 minutos; me detengo en la esquina que da a la sala y ya veo el reflejo que viene del ventanal que da al jardín; doy un paso: "el dinosaurio todavía está allí".


Ya dio cuenta de los rosales y la grama y mastica con parsimonia los girasoles. Levanta levemente la cabeza, me observa con el desinterés propio de las vacas cuando pastan. Pero no es una vaca, esa era mi esperanza, que el vino de anoche mezclado con mi presbicia creciente estuvieran jugándome una mala pasada. No es que resulte normal que una vaca esté pastando en mi jardín, pero…


Suena el intercomunicador, debe ser la sociedad protectora de animales, les dije que tenía en mi jardín un cuadrúpedo desconocido, espero, por mi salud, que esto sea para ellos un evento rutinario.

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